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LA MUJER MULTITAREA Y EL HOMBRE ORQUESTA

No sé si voy a conseguir explicarme sin crear polémica, y hacerme entender sin que finalmente me tilden de machista, como alguna vez lo han hecho, cuando mi intención era todo lo contrario. Y aunque nadie me ha pedido que rompa una lanza del contrincante, para defender el honor de las féminas, en una justa a caballo como en las de la edad media, me apetece realizar un reconocimiento al sexo contrario.
Y es que buscando una comparativa para poder igualar las capacidades de la mujer, con las del varón, no se me ocurría otra cosa que el hombre orquesta, y además, está claro que no se sostiene, ya que este, se aprovecha de una consecución lógica de amarrar una serie de instrumentos con cuerdas a sus extremidades, y echar a andar.
No hay que ser neurólogo, ni realizar un escáner cerebral, para poder saber, que el procesador que llevan las mujeres en la cabeza es último modelo, y se actualiza solo, y en cambio el de los hombres, sigue siendo el del Z-spectrun de ocho bits, del año mil novecientos ochenta y dos.
La primera vez que fui consciente de eso fue en un viaje a Estados Unidos, donde circulando de copiloto en una monovolumen, me deje el metatarso del pie derecho y parte de los tibiales tratando de frenar el vehículo con un pedal imaginario, ya que en ese lado, solo lo llevan los coches de auto-escuela, mientras mi prima que conducía, preparaba un biberón para una de sus tres hijas sentadas en la parte de atrás, discutía con la mayor de ellas para que se abrochara el cinturón, hablaba por teléfono con mi tía para decirle que estábamos de camino, buscaba en un bolso grande como el baúl de la Piquer, un pinta labios con el que darse un poco de carmín, cambiaba de carril, adelantaba, y alternaba del inglés al español, para ir explicándome alguna curiosidad sobre los lugares por los que íbamos pasando, y todo esto a noventa por hora. Mi procesador que es de  serie y con capacidad para realizar como máximo dos cosas a la vez, que tiene que ser como el que lleva en su cabeza, Patricio, la estrella de mar de los dibujos de Bob Esponja, echaba humo incapaz de asimilar aquello, o mi prima era un pulpo, o estaba poseída por un extraterrestre de la invasión de los ultracuerpos.
Pero no, con el tiempo me fui dando cuenta de que es lo habitual en el “ Sexo débil”, y es que aunque nunca nos lo han reconocido, estoy convencido que tienen capacidad visual de trescientos sesenta grados, y como en la peli de Terminator, poseen un visor que les va dando información detallada de todo lo que van observando, y si no, cómo es posible que situadas en el centro de un pasillo de cualquier centro comercial atestado de gente, sean capaces de ver las ofertas de todos los escaparates, el vestido color rosa palo del Zara, los zapatos que estaba buscando para la niña y el regalo ideal para el cumpleaños de la abuela. Todo esto a la vez que va escaneando los rostros y los modelitos de las personas que nos vamos cruzando, y encima, aún estando por detrás de ella te llevas una colleja, por que a detectado, como tus ojos incapaces de asimilar tanta información, se han posado durante un microsegundo en el canalillo de la joven, que te describe, como la del pantalón talla treinta y seis de Pinky y la camiseta blanca palabra de honor de H&M, cuando tu lóbulo occipital aun no tenía la única imagen del escote para procesarla.
Si es que ya lo dice el Génesis, primero Dios creo al hombre y luego a la mujer, nosotros somos el uno punto cero, y ellas la versión mejorada dos punto cero.
Las mujeres, aunque haya a quien le cueste reconocerlo, están mucho más capacitadas para realizar las tareas complejas y simultaneas que los hombres, y no se puede negar lo evidente señores, y si no, ¿Por qué no hay equipos y competiciones de natación sincronizada masculinos?... más claro el agua.
 Toda esa capacidad, competencia y espíritu de sacrificio, hace que ellas se obliguen a llevar  el peso y la responsabilidad de cada casa y de cada familia en el mundo. Y menos mal que nosotros no podemos parir, por que si tuviéramos que hacerlo, en vez de dieciséis semanas de permiso por maternidad,  necesitaríamos de dieciséis años, pero solo para recuperarnos.
Así que desde mi humilde opinión, y aprovechando que en breve es el día de la madre, y para serlo hay que ser de la versión dos punto cero, le digo a todas las mujeres del mundo, Gracias y ¡Olé!


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3 comentarios:

  1. Sencillamente adorable...
    Tus homenajes a los 80 son la caña. Por cierto, qué gran peli los Ultracuerpos;-)

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  2. Joé, pues habrá que añadirle un mérito más a Einstein: usaba un Z-spectrun!

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