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PAÑITOS DE GANCHILLO DEL SIGLO XXI

La situación actual de las gentes de este país, de tradiciones clásicas y estereotipadas a las que estábamos dando la espalda, olvidándolas vilmente en una caja depositada en el fondo de un trastero, resurgen cual ave Fénix de sus cenizas, sin necesidad de memoria histórica, ni justificación de estilo “vintage”.
El paro, los sueldos a la altura del betún, los precios por las nubes, desahucios, embargos, impuestos y el hambre, por que debemos reconocer, por mucho que nos pese, que desgraciadamente, tenemos gente que está pasando hambre, han obligado a una reestructuración de la familia Española.
Pues ahora resulta que los hijos, que en su día volaron del nido, con esperanzas e ilusiones por cumplir, se ven forzados a regresar, con la cabeza bajo el ala y totalmente desplumados. Pero no solo eso, sino que vuelven con sus polluelos, y en muchos casos se  reúnen bajo un mismo techo, bisabuelos, abuelos, hijos, nietos y biznietos.
Aunque en España siempre hemos sido de familia arraigada, estructurada y bien avenida, tiene que ser muy difícil para todos, verse en la tesitura de permanecer bajo un mismo techo, más si cabe, qué ya no cabe nadie más, sin un futuro de mejoría, por que no vimos los brotes verdes que decían unos, ni encuentro los rayos de esperanza que dicen los otros.
De todo esto tenemos que sacar algo positivo, y me imagino que la abuela, o la bisabuela que se mantengan en forma, aprovecharán para enseñar a la hija y a la nieta, cómo hacer pañitos de ganchillo del siglo XXI, que se colocarán cual yo rememoro en la casa de la mía, en los brazos de las butacas y en el sofá como reposa-cabezas, en las mesitas de noche, sobre la mesa camilla, cubriendo la panera y hasta encima del frigorífico, que recuerdo estaba situado en un lugar destacable del salón de la casa y no relegado como hoy en día a la cocina.
Con la versión de ganchillo apta para el wifi, se harán fundas para los móviles, para el router y se podrán cubrir  las teles de plasma de aspecto desproporcionado, al estar colocadas sobre cajas de enseres embalados, en los dormitorios, después de ser rescatadas de los antiguos pisos, que ahora tienen en su poder vacíos, los mismos bancos responsables en gran parte, de esta puñetera situación.
Quizá el encaje de bolillos, deje de ser la expresión más habitual para contestar al que pregunte, cómo pueden vivir seis, ocho o diez personas, con una paga de cuatrocientos euros de uno, y la pensión del abuelo del otro, y al igual que en la película de Alfredo Landa, “Vente a Alemania Pepe”, pueda ser una salida laboral exitosa.
Otra salida laboral y de entretenimiento para la familia, puede ser hacer brochas para afeitar, que recuerdo usaban mi abuelo y mi padre, además de las pastillas de jabón con olor pachulí, que es una esencia muy cara y de aroma agradable, aunque tiene fama de todo lo contrario.
Al osado que  hubiera predicho hace unos años, la situación en la que nos encontramos hoy, le hubiésemos tachado de loco, agorero, insensato, gafe, triste, desquiciado, estólido, malparido y necio.
Con la cultura del pelotazo y luego la del ladrillazo, quién iba a creerse que un gran número de españoles iba verse obligado a  vivir en pisos patera en su propio país.
Pues yo, sin pretender ser agorero ni todo lo demás, pienso que estamos tan cerca de los rayos de esperanza y de los brotes verdes, como tan lejos de las cartillas de racionamiento, los cortes de luz, el desabastecimiento de farmacias, de hospitales y gasolineras. Así que por si acaso, y para que no me pille por sorpresa, me voy a leer la ley orgánica 4/1981 de los estados de alarma, excepción y sitio, por si al final resulta que esto pega un reventón y España entera se va al carajo y todos los Españoles a tomar viento fresco con ella.


 



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2 comentarios:

  1. Buenísimo este primer artículo que te leo. Lo he puesto en Twitter para que todos lo disfruten. Lo mejor: Las fundas de ganchillo cubre tecnologías. Casi me dan ganas de pedirle a mi yaya que haga una, jeje. Saludos

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  2. Gracias amiga escritora,todas la buenas críticas son bien recibidas, pero cuando son de gente que castiga el teclado gustan más.
    Tu novela, Dientes de sable, seguro que es un éxito.
    Un saludo.

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