viernes

¿PREPARADOS PARA EL CAOS?

Fin de semana decisivo, los Griegos tienen elecciones generales..., otra vez. Según parece, el futuro de Europa depende del resultado. Ellos, los Helenos, y si hacemos caso a lo que dice la prensa, están haciendo acopio de alimentos y dinero en sus hogares, y como quiera que nosotros los hispanos, vamos de la mano de los anteriores, pues me acongojo y recordando el refrán “Cuando la barbas de tu vecino veas cortar...” le doy vueltas al tema de si estamos preparados para una situación crítica de emergencia.
No pretendiendo ser alarmista sino realista, me planteo el tema de escenarios de extrema gravedad que se nos pueden dar, por ejemplo, que nos invadan los extraterrestres, o que una cepa de un virus letal ataque con virulencia a la raza humana, transformando a la mitad de la probación en zombis, o que la crisis en la que estamos sumergidos, reviente el sistema entero, provocando su colapso y obligándonos durante una temporada a ser autosuficientes y buscarnos la vida.
 En un contexto de anarquía, donde impere la ley de la selva, y como única seguridad y justicia, tengas la que puedas aplicar a fuerza de hierro y  plomo, donde por muchos pepinos que haya en el Ejido y mucha gente con hambre de comerlos en Teruel, no sea viable transportarlos, porque sin combustible, o con el precio de este por las nubes, el valor por unidad de pepino saliese a cien euros por ejemplo, se hace necesario prever un plan de contingencia.
 Con la suerte que tengo seguro que la invasión, el reventón o lo que toque, pasa un jueves, y como la compra la hago los viernes, me coge con el frigorífico adornado con un tomate mohoso y un yogur caducado, así que me he documentado un poquito y con los que habéis llegado a esta parte de la historia voy a compartir la hoja de ruta para casos de emergencia.
 Con unos veinticinco euros en compra de alimentos, apañamos un mes de supervivencia. Las pastas, el arroz, las galletas, harina de trigo, algunos productos en puré, unos embasados en tetrabrik y otros enlatados, guardaditos en un armario con una lista donde controlaremos la fecha de caducidad, que iremos reponiendo cada seis meses, para actualizar los más pasados de plazo. Aunque las pastas por ejemplo, si están bien embasadas no caducan nunca, las fecha de caducidad que ponen en estos productos son un requisito legal.
 Lo fundamental es el agua. Por persona y día, la Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de cuatro litros por individuo para consumo, por cuatro personas son dieciséis litros diarios. Al margen de tener unas garrafas de agua, lo mejor es llenar la bañera, en una de tamaño medio caben cuatrocientos litros de liquido elemento, con eso tenemos para un mes más o menos. En una mochila en el fondo de un armario, hay que preparar un botiquín para primeros auxilios, una linterna, un transistor a pilas y un juego de baterias de recambio.
 Importante..., mucho..., toallitas húmedas y papel de “combate.” Tener en cuenta que quizá el suministro de agua quede cortado y después de plantar un pino, no te puedas lavar el culo y sin papel higiénico la única solución, será arrastrar el ojete por el asfalto impulsándose con los cuartos delanteros, como hace mi perro cuando le queda algún palomino colgando, y no debe ser una sensación nada agradable, por no mencionar lo ridículo de la posturita.
 Para las mujeres tampax, para los bebes pañales y leche en polvo, para los enfermos crónicos una caja de reserva de sus medicinas, que si son pastillas, mientras permanezcan bien embasadas tampoco caducan.
 Para lo demás..., la necesidad agudiza el ingenio. Con estos pocos consejos y sin ser tan exagerados como en tiempos de la guerra fría, cuando la gente construía en sus casas refugios atómicos, estamos preparados para el primer mes de contingencia grave, listos para enfrentarnos al caos, y es que yo ya no me fío, no sé si se quieren reír de nosotros, pero me parece un cachondeo.
 Nadie sabe el rumbo que pueden tomar los acontecimientos, se comentan las situaciones a toro pasado, ahora son siete mil euros de agujero y luego setenta mil. Ni los gurús de la economía, ni los superordenadores quánticos nos aclaran el futuro, vamos dando palos de ciego, es como cuando vas a urgencias con fiebre alta y el médico te dice con cara de póquer..., eso es un virus, vamos a esperar a ver como evoluciona;
y tú piensas, diez años de carrera para eso..., pues yo viendo el doctor House te puedo decir que es lupus o algo auto- inmune ¡No te jode!
Con la crisis pasa igual, que si prima de riesgo, que si fondos F.R.O.B, deuda pública, bonos basura, rescate bancario y al final me queda el mismo mal sabor en la boca, que cuando tuvimos esa supuesta pandemia mundial de la gripe A y se gastaron no se cuantos millones de euros en vacunas que luego no sirvieron para nada más, que para acojonarnos a todos y que cuatro hijos de perra se forrasen de billetes en cuestión de días.
Safe Creative #1206171823526

No hay comentarios:

Publicar un comentario