lunes

El enigma de las tetas

Lo primero que me sorprende es que el programa Microsoft Word no reconozca la palabra teta, al escribirla la marca en rojo,  qué poco “espabilao” tiene que ser el encargado del diccionario del Word.
 Según la R.A.E., reza como significado “Cada uno de los órganos glandulosos y salientes que los mamíferos tienen en número par y sirven en las hembras para la secreción de la leche.”
Dicho así, la verdad es que pierden mucho del glamour, la curiosidad y la atracción, que despiertan entre los hombres ese par de órganos glandulosos, que bien lucidos con un elegante escote, hacen imposible, aunque solo sea por una décima de segundo, el que todo varón que se precie de serlo, ponga la vista en ellos con avidez y deseo, aunque la potadora de los atributos, nos esté narrando uno de los episodios más impactantes y dramáticos de su vida,  contrita y a lágrima viva.  
La cosa debe venir desde tiempos inmemoriales, y siempre está en boca de todos, y digo el tema, que no la teta..., aunque ya quisiéramos algunos.
Hay dichos y refranes que atestiguan sobre el poderío y la influencia que se gastan, como por ejemplo, “Tiran más dos tetas que dos carretas”, aunque las carretas no tiran, sino cargan, los que tiran de la carreta serán mulos o bueyes.
Otro... “En caso de duda la más tetuda” y como contra posición a este, tenemos el de “Teta que mano no cubre, no es teta sino ubre”.
Lo que está claro al llegar a este punto, recitando otro refrán es que “ Tetas de mujer, tienen mucho poder”.
Pues resulta que el otro día, leyendo un poco, hallé la  solución empírica del asunto. Pronta mi segunda paternidad, andaba actualizando mis conocimientos sobre el parto en la mujer, que tiene de exclusivo sobre el resto de mamíferos lo doloroso que es.
Según los estudiosos del tema, la culpa la tiene el caminar erguidos. El proceso evolutivo que nos convirtió en bípedos, obligó a juntar los fémures, estrechando el canal del parto, pero, además, como somos cabezones por eso de tener un cerebro desarrollado, la naturaleza nos hace nacer inmaduros. Solo hay que ver como un potro o un ternero, nada más venir al mundo  trota junto a su madre, y un bebé necesita casi de un año para dar sus primeros pasos.
Bien, el hecho de nacer inmaduros generaba un grave problema, dependencia total, y en los tiempos en los que vivíamos en las cuevas, para poder salir adelante hacía falta un entorno seguro.
 Cómo consigue eso la madre naturaleza, pues engañando al macho, y así resulta que en la mayoría de los mamíferos la zona de la vulva y las tetas se inflaman únicamente en la época de celo, pero en la mujer se desarrollan para que siempre estén abultadas, obligando al varón a convivir con la hembra ante la duda existencial de no saber cuando está en su momento fecundo.
¡Eureka! El poder de atracción del canalillo resulta ser una falsa indicación que nos invita a tratar de perpetuar nuestros genes, es un convite de la hembra, una señal de reclamo infranqueable, como lo es para un perro, un toro o un caballo olfatear la parte trasera de las chicas de su especie.
Así que señoras, no es que estemos salidos o siempre pensando en lo único. Mirar  el escote de las mujeres es algo inevitable, natural, yo diría más, es una obligación genética de instinto primario y de supervivencia para el hombre, a causa de una jugarreta de la madre naturaleza, en clara connivencia con la mujer.
Y una vez resuelto este tema, se me genera otra duda de profundo calado.
 ¿Para qué leches tenemos pezones los hombres?...

1 comentario:

  1. Sí, ya... mucho bla, bla y encima teñidito de sexo...
    pues hablando de eso y del artículo desde donde vengo linkeando...
    al igual que ,le ocurre a muchas mujeres, resulta que a bastantes hombres también les causa placer los jueguecitos en los redondelitos estos...
    además es evidente que sirven para algo más en la Naturaleza:
    a las mujeres también nos gusta apreciar las maravillosas y profundas diferencias que -al respecto- existen entre los hombres (basta ver la foto del referido artículo)... eso si que es un buey tirando de la carreta!!!!!
    Me gustaría comprobar en qué se queda esta teoría cuando el canalillo y "teta" femenina es más bien escaso y feote....
    si al tan macho-macho igualmente le baila el ojo y, encima, lo justifica como inevitable??
    De verdad? Si lo que porta "la portadora" es escuchimizo...dónde se queda esa teoría de la confabulación de la madre naturaleza y la mujer, je, je...
    Eso sí que es un misterio sin resolver que habría que consultarle a Iker Jimenez... o a Carmen Porter, que ella sí que tiene canalillo y bastante mono...
    Hasta otra que nos de por pensar...y haya tiempo de responder.

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