Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2020

LA CÁLIDA BRISA DEL SUR (Capítulo 4)

  4 La encrucijada .- -¿Qué haces por aquí Alex, no tenías una barbacoa en casa? Me preguntó Eva, con una voz que sonaba cansada después de un largo día trabajando. -¡Buf! Sí, pero se nos ha ido un poco de las manos, nos hemos juntado mucha gente y algo me ha sentado mal, dije pasándome la mano por el estómago aunque más bien tenía que habérmela pasado por el culo. Así que he salido a caminar y sin darme cuenta he llegado hasta el Havana. -Pues ya era hora que vinieras por aquí, desde que me vine no te has pasado ni a saludar majo. ¿Qué pasa que las gemelas te cuidan bien? -Je je. No pude decir otra cosa, algún día lo recordaré y quizá me de la risa de verdad pensé. -¿Quieres tomar algo? Me preguntó señalando un taburete junto a la barra. -No te quiero molestar que veo que estás terminando. -Venga tómate algo me quedan diez minutos, cierro le dejo las llaves a Paco y para casa. Dijo señalando con la mirada a un hombre de unos sesenta años corpulento y con frondoso bigote s...

LA CÁLIDA BRISA DEL SUR (Capítulo 3)

  3 El despecho.- Ya había amanecido hacía rato, la gente pasaba andando a la compra o al trabajo frente a los setos entre los que me encontraba tirado entre las piernas de esa mujer. Con el pantalón bajado por las rodillas, rezumando alcohol y cobrando consciencia de que no había utilizado condón. No tenía ni idea de quien era la mujer sobre la que me encontraba, traté de recordar, pero la noche eran solamente saltos de imágenes borrosas y personas desconocidas a las que podía ver que movían los labios pero sin entender una sola palabra de lo que decían. La verdad que los dos últimos meses eran un recuerdo enmarañado y vago de borracheras seguidas de resacas que combatía con más alcohol. Ese desencanto, la frustración, el sabor agridulce, el enfado y el resentimiento que afloraban constantemente en los momentos de sobriedad, cuando recordaba a Marta, eran insoportables, y el vértigo que me causaban solo lo calmaba con la botella, y como la mierda atrae a las moscas, sin sab...

LA CÁLIDA BRISA DEL SUR (Capítulo 2)

  2 Tocar fondo.- Desperté desorientado. Me había quedado dormido en el incomodo sofá del desangelado salón de mi nuevo hogar. El pantalón vaquero y la camisa seguían chorreando colgados sobre una de las sillas de la terraza, la chaqueta de cuero estaba empapada. Los calcetines, los calzoncillos y la camiseta tirados en el suelo formando una bola de tela mojada. Me sentía como debí sentirme cuando me parió mi madre treinta y ocho años atrás... Desnudo, temblando, indefenso, confundido, dolorido y molesto, obligado a salir contra mi voluntad de la seguridad y el confort del vientre materno. Me asomé a la terraza del apartamento envuelto al estilo romano con una vieja sabana de tacto áspero y olor rancio. El renacer de mi nueva vida no parecía muy prometedor. Tenía un terrible dolor de cabeza a consecuencia del alcohol y los músculos de la espalda contracturados de dormir en la misma postura sobre el incomodísimo sofá. Busqué en el pantalón el paquete de tabaco y saqué un ci...